jueves, 23 de diciembre de 2010

Polvos mágicos (2)



Anteriormente en Polvos mágicos...
Una habitación anónima. Acabas de llegar y tu amante duerme. Decides proporcionarle un despertar inolvidable.

Ella gira la cabeza en la cama, aún adormilada, y te dedica una sonrisa a medio camino entre el sueño y la lascivia. Sientes que tus ingles quieren explotar, locamente excitado por su aceptación tácita de la interrupción del sueño. Sus nalgas siguen presionando tu polla con latidos rítmicos y empiezan a frotarse contra ti, lentas y suaves.

La agarras de la cadera y le aprietas aún más, si cabe, la polla contra el culo. La sonrisa de ella se ensancha y sus movimientos se adaptan a tu exigencia con toda su colaboración. Empiezas a sentir deseos locos corriéndote por las venas y de repente no puedes soportar verla así. Le sobra todo: las bragas, el salto de cama, casi hasta la sonrisa. No la quieres en calma. La quieres jadeante, gimiente y sudorosa, enrojecida por el placer y el esfuerzo de su búsqueda. Quieres oírla decirte todas esas cosas que te ponen a mil de forma entrecortada por la excitación. Quieres que pierda el control en tus manos.

viernes, 10 de diciembre de 2010

Confesión

Sí, ya sé que te había dicho adiós, buenas noches y que duermas bien, y que me iba a dormir. Pero no he podido evitarlo, tenía que dejarte este post hoy.

Anoche hicimos un post, entre los dos, que nos salió genial. Ya te lo he dicho, no sólo por el post en sí, sino porque lo hemos hecho juntos, como tantas otras cosas que hemos hecho, y que haremos en lo sucesivo. Y sabes que no me refiero sólo al sexo, eso también te lo he dicho.

Lo que no te he dicho, y no sé en realidad si es porque me lo he dejado en el tintero, o porque cambiamos de tema como los controladores de actitud ante ciertos decretos, es que esto me demuestra, entre otras cosas, que nuestro sexo, por muy tierno que sea, por muy porno que nos pongamos, por muy salvaje que lo hagamos, da igual. Al final siempre acabo sabiendo que hemos hecho el amor, que es sólo hacer el amor, porque entre nosotros no puede ser de otra manera. Y sé que entiendes a qué me refiero.


jueves, 9 de diciembre de 2010

Fantasías a duo

Estamos en el garaje de casa de mis padres. Es verano, y hay gente arriba, así que hemos decidido dormir nosotros abajo, que se está más fresquito. Mis padres tienen un colchón de ésos que se hinchan con un motorcillo, así que lo hinchamos. En principio teníamos intención de dormir, así que nos preparamos para tumbarnos en el colchón. Empezamos a quitarnos la ropa, y yo te observo. Llevas ese conjunto de ropa interior que me encanta. Te agachas un momento y tus nalgas se aprietan contra las braguitas. Te giras y me ves mirándote. Yo no te miro a los ojos, miro tus tetas, que suben y bajan con tu respiración. Te queda genial ese conjunto, marcando tu canalillo, y me siento provocado. En mi mirada ves que empiezo a encenderme; te sonríes y entonces yo voy a echar el cerrojo a la puerta mientras me quito la camiseta.

Me siento en la cama y te miro mientras vas a cerrar. Lo de dormir no es mala idea, pero reconozco que no tengo prisa y que, al menos yo, tenía claro que hoy iba a haber fiesta. Me alegro mucho de que mi elección de la ropa interior haya bastado como indirecta. Me inclino en la cama y me suelto el pelo del moño. Me ha crecido algo este año (aunque le hace falta un repaso), y me llega ya a media espalda. Lo dejo que se esparza a su gusto y te miro entre los mechones. Te estoy provocando. Yo lo sé. Tú lo sabes. Y veo en tu cara que te gusta...



miércoles, 1 de diciembre de 2010

El lugar de los mirones

Ella y yo no podemos vernos cada día. Hay muchas circunstancias que nos lo impide, y no voy a enumerarlas aquí porque seguramente crearían polémica, y lo cierto es que para eso ya otros espacios más apropiados. Pero lo que sí puedo decir es que, como consecuencia, eso hace que, cuando nos reunimos, nos cojamos -en el sentido español de la palabra-, con más ganas. Sin embargo, también hace que tengamos ciertas fantasías que tienen la mala o la buena costumbre de hacerse realidad en muchas ocasiones.

Al mismo tiempo, eso también hace que nuestros polvos sean siempre distintos, nuevos, en intensidad, duración y, claro está, satisfacción. No termina de gustarme cómo suena la palabra "satisfacción" en este contexto, pero no se me ocurre otra que lo describa.


miércoles, 24 de noviembre de 2010

Polvos mágicos (1)



La habitación del hotel, como todas, es anónima. Con cierto lujo decadente, lo admites, pero estás demasiado cansado para hacer honor a esa decadencia del modo que preferirías. Cierras la puerta a tus espaldas y dejas caer la bolsa dentro del armario del pasillo.
Como es lógico con todo lo que has tardado (inconvenientes de tener un mal día), ella ya duerme. Ocupa con holgura todo un lado de la cama y parte del otro, acomodada con abandono. La sábana sólo la cubre a medias y puedes ver el salto de cama que la cubre, el azul que le regalaste y que había reservado expresamente para esa ocasión.
Te darías de patadas tú mismo si te alcanzaras y si tuvieras tú la culpa, pero, teniendo en cuenta cómo ha ido todo, prefieres no acordarte siquiera del asunto.
Te sientas en el rincón de la cama que queda libre y te recreas mirándola dormir. Como siempre, tu corazón empieza a latir más despacio, tus músculos se relajan y tu respiración también se hace más lenta. Te relaja mirarla. Cuando duerme, cuando está despierta, cuando habláis, cuando se pierde leyendo un libro, cuando pone música y se encierra a bailar donde cree que nadie la ve... Cuando tienes un día perro, pensar en ella hace que te tranquilices y empieces a buscar otros ángulos desde los que mirar las cosas.

sábado, 13 de noviembre de 2010

Que no cunda el pánico!!


Tranquilos, no pasa nada. Bueno, eso de la foto duele, pero sólo es alegórico. En la vida real, no pasa nada.

Este post tiene una finalidad muy simple, que es informar de una serie de puntos.

1º.- Estamos vivos.
2º.- Estamos sanos.
3º.- Seguimos juntos.
4º.- Tenemos un montón de ideas para poneros a todos cardíacos cuando las leáis, pero perdemos mucho tiempo poniéndolas en práctica y el día a día nos ocupa mucho también.
5º.- En cuanto tengamos tiempo, actualizaremos este blog para que disfrutéis con nosotros de lo que nos gusta, nos pone, hacemos e imaginamos.
6º.- Sed malos.

domingo, 19 de septiembre de 2010

Nuestras últimas visitas


Llevo varios días pensando en escribir algo aquí. Quería que fuera algo morboso y sexy, pero lo único que me sale ahora mismo es lo que siento, puro y duro, y no tiene morbo de ninguna de las maneras. Y he pensado que, aunque no sea como para subir la tensión, no es menos cierto que merece ser expresado y que el lugar adecuado es éste.
En realidad, son varias cosas y todas se entremezclan dentro de mí, pero intentaré expresarlas de modo ordenado, aunque sólo sea para hacerme entender.
Lo primero que quiero decir, aunque lo digo siempre y te lo repito y debes de estar cansado de oírmelo decir, es que te quiero y que me maravilla esto nuestro que tenemos.

Me maravilla cómo, la otra noche, cuando yo estaba que no estaba, de mal humor, arisca, tensa y rebotándome porque me molestaba hasta el aire, me hiciste volver a mí. Me llevaste a nuestro rincón oculto, donde pocos o ninguno se aventuran, y te sentaste detrás de mí, los dos en el mismo asiento del coche.

jueves, 9 de septiembre de 2010

Fiebre del sábado noche

Confirmado. La casa es nuestra este sábado. Ahora sólo falta echar al inquilino habitual y a su novia. No creo que haya ningún problema. De hecho estoy seguro de que no lo habrá. Y es que es de justicia, que ya nos toca. No sabes las ganas que te tengo.

Igual es porque últimamente voy muy salido, no sé, pero en cualquier caso sigue siendo culpa tuya. Porque me pones, y lo sabes. Estar contigo en cualquier sitio me hace sentirme bien. Estar contigo en la cama, por decir algo, es tocar el cielo.

No sé cuántas veces habré pensado en este momento, desde que sé que tenemos la casa para nosotros, pero son varias cada día, te lo aseguro. No sé cómo va a ser, en la piscina, en el jardín, en la cocina, en el comedor..., a lo mejor incluso en la habitación. O incluso en todos. Ni siquiera sé si será en todos. Y no quiero ni hacerme ilusiones, pero sabes que me sobra imaginación para todos.


lunes, 23 de agosto de 2010

Compatibilidad de caracteres

Definitivamente somos compatibles, no sólo en la cama -eso es evidente y genial-, sino también en el resto de aspectos como pareja. Pero no lo somos al cien por cien, sino más bien a noventa y cinco, o a un noventa, lo cual nos da el punto justo para no chocar, para estar generalmente de acuerdo en casi todo. Me toleras las pequeñeces, y te consiento en las tuyas.

Sabes que, por suerte o por desgracia, para mi y para los que me rodean, soy analista con todo en exceso, aunque luego actúe en muchas cosas por impulso, por no decir por instinto. Eso lo hago también con nosotros, y lo sabes, lo cual ha hecho que piense que debe de haber cosas en mi que no te gustan. A mi me pasa igual. Sin embargo, he descubierto que por cada cosa de ti que no me gusta, hay cien que sí, y en el peor de los casos, una sola de esas cosas que me gustan de ti, compensa a cien de las que no. Ya lo sé, parezco Bilblo soltando el discurso en la fiesta de su ciento once cumpleaños.

Volvamos un poco atrás en el texto, a ese cinco o diez por cien que nos diferencia. Es precisamente esa cifra, por ejemplo en la cama, la que nos deja nuestro pequeño apartado a la imaginación. Esa pequeña porción de cosas que a ti te gustaría hacer y a mi no, y al revés. Eso no quiere decir que las imagine contigo. En la actualidad eres la única persona con quien las imagino, a sabiendas de que las voy a realizar. Pero ni me importa ni me preocupa, por lo que he dicho antes, porque todas las demás lo compensan de sobra.


sábado, 21 de agosto de 2010

Me pone ponerte


Hoy no te he dicho todavía que te quiero. Ni te he dicho todavía que me gustas, ni tampoco que te deseo. Y esas tres cosas son absolutamente ciertas.
Tan absolutamente que a veces duele el deseo, quererte y no tenerte, pensar en ti y que no estés. Y duele mucho más después de noches y momentos tan maravillosos como los que compartimos. Tan maravillosos que el recuerdo duele también, porque ya no es.
La otra noche, hurgando en ese dolor como en una herida enconada, me imaginé que te tenía al lado en la cama. Al principio sólo estabas ahí, hablaba contigo en mi pensamiento, como si de verdad estuvieras, y tú me respondías.
Fue una conversación muy interesante.
Pero después no nos conformamos con hablar, como no nos conformamos con hablar cuando estamos juntos. Empezamos con besos, de ésos que nos gustan, suaves y tiernos, un roce de los labios, apenas un toque de lengua, algún pellizco insignificante con los dientes en la barbilla.
Nuestros besos se hicieron menos leves y más profundos, más exigentes. Tu lengua y la mía se entrelazaban y se soltaban y nos recorríamos la mandíbula, los hombros y el cuello. Me agarrabas de la nuca con una mano para hacer que echara la cabeza hacia atrás y empezaste a besar, lamer y morder mi cuello de esa manera que sabes que me hace jadear y que me enciende.
Mis manos encontraron tu espalda y tus hombros y te acaricié casi sin saber lo que hacía mientras tú seguías devorando mi cuello como si no hubiera nada más.
Tu mano libre subió a mis pechos y tu boca bajó hasta ellos. Tu otra mano, de repente demasiado alta, bajó a mi cintura y se enroscó allí para sujetarme. Y tus labios, tus dientes y tu lengua jugaban con mis pezones, yendo de uno a otro, y con la mano me apretabas el pecho hasta el límite en que placer y dolor se confunden.

martes, 17 de agosto de 2010

La noche es nuestra

Ya sé que publico los posts con mucho retraso (aunque hoy, con este, van tres), y que cuando digo ayer, u hoy, o mañana, ya pasó ese tiempo, pero es difícil de controlar, porque lo escribo todo en mi cuaderno, y cuando llega a la pantalla pueden haber pasado varios días. Este post no va a ser una excepción.

Esta noche sí que no voy a poder hacerte el amor, porque hay ropa tendida (evidentemente ya no es hoy). Hemos quedado para ver una peli, justo cuando salga de trabajar. Cuando llegue me daré una ducha en tu casa (que no me di). Luego nos sentaremos en el sofá, bien juntitos...

Así era como empezaba, pero eso fue el otro día. No vimos una, sino dos pelis, y te juro que deseaba hacerte el amor a cada segundo que pasé junto a ti. A las tres de la mañana ya convinimos en que era hora de irme, y me fui a la cuatro y media. No podemos evitarlo.


Misión: masaje erótico

El shiatsu es una técnica japonesa de masaje inspirada en la acupuntura. Hay ciertos puntos repartidos por todo el cuerpo que sirven para aliviarnos malestares, contracturas, e incluso algunas enfermedades. Se ideó, en su momento, para curar los efectos del combate, y por esa razón eran los mismos maestros en ciertas artes marciales, como el Aiki-do, los que instruían en su aplicación.

El shiatsu es un arte, pero no es hermético. Combinado con otras técnicas, puede dar todo tipo de frutos. Una de esas técnicas es el masaje tántrico, de origen hindú, donde la consecución del placer sexual es el máximo objetivo. Combinando ambas técnicas, los puntos acupunturales y la presión y deslizamiento de los chakras, se puede conceder mucho placer a quien recibe los masajes.

Yo conozco ambas técnicas, pero no soy un maestro en ninguna de ellas, ni siquiera experto. Sin embargo, la otra noche, después de muchos años sin practicarlas, las intenté contigo, con el único afán de despertar tu deseo de forma más intensa. Fracasé, pero el intento mereció mucho la pena, porque fue uno de los polvos en los que más he disfrutado.


Las cosas por su nombre

En los posts que he puesto hasta el momento, he tratado de no sonar grosero, obsceno y vulgar. El problema es que a veces asociamos cierto vocabulario a esos términos, y entonces tendemos a no utilizarlo.

Sin embargo, hace poco leí un post en el que la autora no escatimaba palabras a la hora de llamar a las cosas por su nombre. Y lo cierto es que el texto tampoco resulta tan obsceno, ni siquiera vulgar. Tenía incluso una belleza en las descripciones que yo no sé si me hubiera atrevido a plasmar.

Yo, por ejemplo, no he pasado de llamar al pene cosas como verga o falo, pero ella le llamaba polla y otras cosas como si nada. Decía coño o coñito dentro del contexto, y nada de pechos, sino tetas, en toda su magnitud.

El texto era muy excitante, y hermoso a la vez, con una calidad literaria perfecta. Ciertamente, le tuve algo de envidia, al atreverse a decir las cosas así. Por lo que he pensado que voy a dejar de hacerme el interesante y remilgado, y a partir de ahora llamaré a las cosas por su nombre. Porque en realidad soy yo el que se lo cambia; si estoy pensando en coño, pues coño; pienso en polla, pues polla. Me voy a dejar ya de tonterías, que para eso tenemos los españoles esa riqueza lírica que nos caracteriza.

Si en sus tiempos Garcilaso y Lope no se cortaban, ¿por qué tengo que hacerlo yo ahora?

martes, 10 de agosto de 2010

Ganas de ti

Esto lo escribí hace días, pero tenía ganas de publicarlo. Esta noche estaré contigo, y ya se me hace pesado el tiempo hasta verte.

Quisiera no tener tantas ganas de ti, continuamente, pero las tengo. Te dije que quería mi espacio y me lo concediste, y sin embargo te busco, te echo de menos cuando no estoy contigo. Eres adictiva.

Tengo ganas de ti, al despertar cada mañana y no encontrarte a mi lado, cuando lo que quieren mis brazos es tenerte entre ellos. Pero abro los ojos y no estás.

Tengo ganas de ti, cuando voy a entrar en la ducha y desearía que estuvieras dentro, denuda, esperándome, para poder acariciar tu piel mojada, recorrerla con mis manos. Pero el agua cae solitaria, porque no estás ahí.


martes, 3 de agosto de 2010

Me faltas

Eres un hombre muy malo. Malísimo, que lo sepas. Y con la dosis exacta de perversión para resultar de mi gusto: ni mucha ni poca. Como la carne, en su punto. Para más señas, estás como un cañón y me derrito con tu sonrisa. Saber que te voy a ver me pone.
Y te quiero contar algo que me pasó la otra noche. Me acosté temprano, como siempre que tengo que trabajar, y pensaba en ti. Me acordaba de nuestra última vez juntos, a solas, y me encendí a una velocidad de vértigo. Si hubiera estado de pie me hubiera mareado como si llevara una borrachera.
Me masturbé pensando en ti. Me toqué, me pellizqué, me metí los dedos y conseguí un orgasmo... Y me supo a poco.
No estaba excitada, ya no, pero no bastaba.
No era ni remotamente parecido a estar contigo. Me faltabas tú, todo tú, con tu sonrisa, con tu toque de perversidad, con tus manos y tus besos. Me faltaban nuestros comentarios, nuestras risas...
El cigarrillo de después se quedó a medias, sin sabor, apagado de cualquier manera en el cenicero.
Me sentía vacía y me faltabas en ese trozo de cama que no ocupo.
Traté de pensar en cualquier otra cosa que no fueras tú (será porque no hay cosas en nuestras vidas que puedan ocupar nuestro pensamiento), pero no había manera. Te imaginaba durmiendo en tu cama y trataba de fundir las dos imágenes, la tuya y la mía, para imaginar que estábamos juntos, pero tampoco pude.

viernes, 30 de julio de 2010

Sueños

Esto es algo que escribí, luengos años ha, dedicado al que hoy tiene razones para inspirar cosas muy parecidas, dentro y fuera del papel. Lo encontré hace unas semanas, rescatando papeles viejos de la humedad, esa odiosa entrometida, y la ironía no pudo sino resultarme deliciosa. Tantos años guardado en un cuaderno, sin releerlo ni recordar que existía y, de repente, la relación se reanuda y el escrito reaparece. Uno podría pensar que es cosa de meigas.

He cambiado algunas cosas, porque yo también he cambiado, pero el resto es exactamente igual. Y, el sentimiento, el mismo.

Levanto la mirada y allí están tus ojos, mirándome con su fulgor laberíntico, atrapando los míos con su intensidad. Tus manos, duras y frescas, ciñen mi cintura y me atraen hacia ti, aplastándome levemente contra tu pecho. Tu cabeza se inclina sobre la mía y tus labios rozan los míos, tan ligeramente que me parece que ha sido un sueño.

miércoles, 28 de julio de 2010

La otra noche

¿Cómo consigues hacer que te desee de esta forma?¿Es de manera consciente o sin querer? La otra noche, en la discoteca, me pasó algo que no me había pasado nunca. Me descubrí buscando la mirada de otros hombres buscándote, lascivas. En sus ojos se veía que estaban pensando que darían mucho por poder acostarse contigo. Estabas espléndida, y me sentí orgulloso de ser yo el elegido. Reconozco que eso me excitó.

No es que desee verte con otros hombres (no, no forma parte de mis fantasías, ni por asomo), sino que saberte deseada por otros me encendía contigo, y me hacía desesperarme por sentirte, tocarte, besarte, acariciarte.

Cuando nos apoyamos en el coche y te apretaba contra mi, te juro que deseaba que notaras mi excitación; quería que supieras, por encima de todo, lo que me estabas provocando. No sólo lo pasé de lujo contigo, sino que fuí feliz haciéndolo.

Lo que sentía, de alguna manera, era de carácter exhibicionista. Sí, te exhibía, por mal que suene. Quería que todos vieran que la otra noche eras mía. No sé si suena machista, o dominante, no lo sé. Pero me gustaba la sensación.


lunes, 26 de julio de 2010

Me cuesta controlarme contigo

Hacía tiempo que nadie me generaba las cosas que tú me generas. Cuando estoy contigo estoy bien, es como si todo estuviera en su sitio. Es una sensación que me gusta. Es cierto que no sólo te quiero, sino que te deseo también, y a veces con fuerza.

Pero cuando no estoy contigo, en los momentos en los que pienso en ti y desearía estar contigo por encima de otras cosas, el deseo también es fuerte, y me cuesta mucho controlarlo.

Aún pienso en el otro día, cuando te daba el masaje, y me moría por besarte la espalda, morderla; mientras te daba el masaje, mientras te acariciaba, tuve una erección, porque aún estando pegado a ti, el deseo era fuerte.

Los dos sabíamos que el momento no era bueno, que no podíamos hacer nada, y permanecimos abrazados un rato, lamentando la situación. Tú admitiendo tu excitación, y yo tratando de que no notaras lo que se había endurecido en mi entrepierna.

Luego te dejé en tu casa, después de las risas, porque tienes, o tenemos, no sé, la habilidad de hacer divertido incluso eso. Y después, cuando llegué a mi casa, tumbado sobre la cama y mirando al techo, te recordé. Volvió a mi mente la piel de tu espalda, las bragas a medio bajar que habían dejado a mi vista parte de tus nalgas, las mismas que había tocado hacía sólo un rato.


sábado, 24 de julio de 2010

Segunda Presentación

Soy la otra parte de este reencuentro. Esa ella que se menciona en la Presentación, la mujer que goza al volante de las atenciones de su compañero, aunque eso sólo haya sido un sueño.

Es curioso cómo las circunstancias han concurrido para cerrar un círculo que, para empezar, ni siquiera sabía que existía. Él y yo fuimos pareja en otro tiempo, y luego conservamos la amistad. Y, de algún modo que no entiendo, esa amistad ha vuelto a llevar a lo que fuimos en nuestra primera juventud (más bien, post-adolescencia).

Nos reuníamos para hablar y contarnos las vicisitudes de los últimos años y algunas personas señalaban que lo nuestro volvería a empezar. Yo, por lo menos, ni siquiera me lo planteaba: Uy, qué dices. Ha llovido mucho desde entonces

Y es cierto, La Tierra ha dado muchas vueltas al Sol desde esos años, y muchísimas más sobre su propio eje. Los dos hemos cambiado, o nos ha cambiado la vida, o nos ha cambiado el tiempo. O quizás nos hemos vuelto más como lo que llevábamos por dentro, sólo que ahora lo dejamos ver.


viernes, 23 de julio de 2010

Anoche soñé contigo

Ya sabes que los sueños, cuando se recuerdan, nunca se recuerdan enteros. Al principio, al despertar, sólo sabía que había sido contigo, y que era bueno, porque me invadía un sentimiento de bienestar. Muy agradable. Y además es lógico, porque me quedé dormido pensando en ti.

Cuando me levanté e iba al baño para asearme, trataba de recordarlo, y al percatarme de mi erección, me di cuenta de que no sólo era una erección matutina, sino que era producto de algo más. ¿Cómo puedes producirme tantas sensaciones? Te eché de menos en ese momento; quise haberme despertado, de nuevo, contigo a mi lado. Entonces parte del sueño me vino a la mente, en forma de fugaces imágenes que me costaba organizar.

jueves, 22 de julio de 2010

Presentación

Cuando era más joven era capaz de crear las situaciones más inverosímiles. La vida aún estaba llena de sorpresas, y jugar con ella, tentarla, la hacía emocionante y divertida. Vas creciendo y aprendes a encontrar y manejar el morbo. Te cruzas con las personas adecuadas, compartes todo eso con ellas, y te redescubres a cada momento.

De repente, un día das con la persona equivocada, pero tú no lo sabes. Empiezas, con el tiempo, a sacrificar todo aquello que te proporcionaba estabilidad mental, felicidad, sensaciones. Te casas, tienes hijos, y te vas apagando poco a poco como una vela, siguiendo no tus mandados, sino los de la otra persona.

Hay gente que acaba su vida de esa manera; otros se dan cuenta cuando su juventud se ha perdido y queda poco por hacer. Pero algunos tenemos la fortuna de hallar la salida cuando aún somos jóvenes, cuando tenemos toda una vida por delante. Yo soy uno de esos, y quiero compartir con el mundo mi nueva experiéncia de vida.


Related Posts with Thumbnails