lunes, 11 de junio de 2012

¿Por qué cada vez es más?

Esto que voy a decir es algo que ya sabes. Podría parecer que lo digo para motivarte o algo así, o para que pienses que paso todo el tiempo pensando en ti. O no sé para qué. Pero no es verdad. Lo cierto es que intento masturbarme pensando en otras, pero al final eres tú, siempre, con la que mejor me lo paso, incluso mentalmente. 

A veces lo he comentado con otros tíos, sí, lo he hecho. Y no hay ni uno que me haya dicho que le pase con su pareja (tampoco he hecho una encuesta a nivel nacional ni nada, pero se lo he preguntado a tres, que certifico que entran dentro de la media).

Te voy a poner un ejemplo que no sé si te va a gustar, pero es bastante descriptivo. 


domingo, 10 de junio de 2012

Hola

Hola. 

Supongo que os preguntaréis por qué no he dicho nada hasta ahora, y, ya puestos, la razón de que mis intervenciones en el blog sean tan escasas. En realidad, es simple, aunque difícil de explicar. Supongo que la forma más rápida de decirlo es que soy tímida, pero eso no es del todo cierto ni exacto. No soy tímida, pero sí soy reservada, y me cuesta mucho romper esa costumbre. Es una especie de ley del silencio escrita a fuego en toda yo.

Y, también, está mi costumbre de estructurar cuidadosamente lo que escribo, aunque sólo sea para que resulte algo comprensible, no un batiburrillo de palabras sin sentido. Si escribo tal cual hablo, la ausencia de gestos y entonaciones directamente lo convierte en un galimatías, así que le doy vueltas a lo que quiero decir y a la mejor forma de decirlo, para que sea comprensible a la vez que congruente conmigo misma. No es una tarea complicada, o demasiado complicada, pero sí lo es si a la vez debo superar mi omertá particular.

Una vez explicado esto, supongo que querréis saber lo que ocurrió entre Torrevientos y yo.

lunes, 16 de abril de 2012

Jamás me ha dolido tanto romper

No sé si leerás esto, pero yo al menos me siento en la necesidad de decírtelo. Segúramente lo propio sería decírtelo a la cara, algo que ya te reclamé yo a ti en su momento, pero lo cierto es que no puedo. 

Quizás es porque hace sólo apenas una semana de nuestra ruptura, o simplemente porque no sé si sabría hacerlo sin parecer desesperado o algo así. De cualquier forma, sé que no saldría de esta manera si lo dijera de viva voz. Nunca he sabido hacerlo de viva voz, ni contigo ni con nadie.  

He tenido algunas rupturas a lo largo de mi vida, como bien sabes, y no he sabido hacerlo bien nunca. La cuestión es que creo que nos hemos dejado muchas cosas en el tintero, que no hemos tenido ocasión de decirnos todo lo que queríamos decirnos en realidad, y que el teléfono me sigue pareciendo frío hasta el infinito. 

Nunca había roto sabiéndo los dos que nos queríamos el uno al otro, es lamentable romper por circunstancias relativamente ajenas, pero que no podemos o no sabemos controlar. Esa "gran incompatibilidad".  

Y es por eso mismo que debo decirte que te sigo queriendo (sé que se cura con el tiempo, y que aún es muy pronto), que te echo de menos tanto que duele, y que no he dejado ni un sólo día de esta semana de pensar en ti, y de preguntarme si hemos hecho lo correcto. En cualquier caso, sí hay algunas cosas de las que estoy muy seguro: que no volveré a querer a nadie así, que no volveré a encontrar una mujer como tú, y que nadie volverá a hacerme sentir tan amado como me has hecho sentir tú. 

De todo esto estoy seguro. Me muero a cada rato, cada vez que pienso en ti, por llamarte, aunque sea sólo para oír tu voz, invitarte a tomar un café, vernos. Me muero por volver a sentir el tacto de tus manos, por sentir el amor que me has dado a través de la fuerza de tu abrazo. Y se me encoje el estómago al pensar que ya no te volveré a besar. 

Todo esto es cierto, no puedo evitarlo, y sé que tardaré mucho tiempo antes de que empiece siquiera a pasarse. Ahora mismo, las ganas de llorar me rompen, no me dejan pensar. Pero no estoy en el lugar apropiado, y tengo que luchar (como muchas otras veces, aunque por otros motivos) para que no se me note esta tristeza.  

Sólo quería que lo supieras, si es que alguna vez lo lees. No quiero que pienses que no imagino que tú puedas no sentirlo igual, o peor incluso. Estoy seguro de ello.  

Seguramente este post también sirve como despedida, pues sin ella, sin esta relación, ya no tiene ningún sentido. He estado tentado de cerrarlo, pero no puedo. Nos hemos dejado mucho aquí, y simplemente no puedo. Así que, simplemente, a nuestros lectores, adios, con mucho dolor.

jueves, 29 de marzo de 2012

Me sigues excitando a muerte, lee y verás.

Igual hoy no es buen día para escribir un post aquí. Hoy me he levantado mucho más caliente que de costumbre, y eso que he dormido poco. Hoy lamento profundamente no poder tenerte para mi, desnuda, para hacerte todo lo que quiera, para disfrutar de tu cuerpo a saco, para acariciar tu espalda, tu cuello, tus piernas, sólo por el placer de hacerlo. Para pedirte que te gires, que cierres los ojos y disfrutes de mis caricias en tu vientre, en las tetas..., hasta que no pueda más y meta mi cabeza entre tus piernas, para hacerte morir de gusto.

Ahora mismo estoy sufriendo una erección, no voy a mentir. Me estoy imaginando follando contigo, y sólo por eso tengo esta erección. Imaginar que me comes la boca, que desciendes por mi cuello hasta morderme los pezones a traición, mientras tus manos acarician mi polla y mis huevos... Lo siento, pero estoy erecto.

Y claro, así me da por imaginar un montón de cosas. Lo mismo imagino que pongo mi verga entre tus tetas y que las aprietas para que lo pueda hacer mejor. O que hacemos un 69 fabuloso, en que mientras me comes la polla y los huevos, yo hago lo propio con tu coño y tu culo. O simplemente que puedo follarte desde atrás, como la otra noche en tu casa, con las almohadas levantándote sólo un poco, y azotándote las nalgas mientras lo hago. Y más cosas.

A ratos quiero atarte detrás, y hacer que me cabalgues de esa manera en que no puedas sujetarte siquiera y tenga que hacerlo yo. A ratos te tengo esposada a la cama, de manos y pies, bien abierta, para follarte a placer mientras ahogo tus gemidos con mi boca. A ratos sólo dejo que tú me hagas, que me disfrutes, como te imagines, como tú quieras, para demostrarme que me deseas de esta manera también.

En otros ratos te lo hago como en Pueblo Secreto, de pie, de esa manera que tiene que ser deliciosa, pero que igual vamos a tener que hacer un equilibrio extraño. Y en otros ratos, sin embargo, tengo que confesarte, que te imagino de algunas maneras en las que has declarado tu intención en contra. No quiero ser explícito con ellas, pero te imagino follando con más hombres a tu alrededor, o dejando que otras chicas intervengan en nuestro juego, o compartiendo nuestro juego con otra pareja. Y en todas ellas te imagino excitada como nunca, y disfrutándolas como nunca.

Luego mi mente, que no para de trabajar, me convence de esa imposibilidad que has declarado, mata mi esperanza en ese sentido, y dedica el tiempo en volver a pensar en ti y sólo en ti, en cómo hacértelo la siguiente vez para darte más placer si es posible. Para hacerte gritar de gusto, para que yo mismo sienta el máximo placer. Y entonces llega ese deseo que tengo desde hace tiempo.

El día en que celebremos que podemos hacerlo hasta el final. En el que tú te estés corriendo conmigo, inmediatamente después, en el que puedas sentirte llena de mi leche, y yo pueda dejarme vaciar por ti, exprimir por ti, en tu interior, regalándonos ese momento.

Sí, sigo muy excitado, y ojalá hoy pudiéramos hacerlo. Aunque sé que hoy, de todas todas, es poco menos que imposible.

miércoles, 21 de marzo de 2012

Frustración

Acabo de cepillarme todo el discurso que tenía preparado, y sin grabar ni nada. Pero en fin, me pasaba de cursi, de depre, de tontín, y de muchas otras cosas. Total, para decir lo que quiero decir realmente, no hace falta todo eso.

Cariño, te quiero como no he querido a nadie. Las cosas son así, y no puedo ni quiero evitarlo. Soy feliz contigo, y sé que me vas a hacer tan feliz en el futuro como nadie podría hacerme. Pero también te deseo, como nunca, cada día más. No sé porqué es así, cuando normalmente suele ser al revés, después de casi dos años de relación, pero es así y punto. No me importa por qué. Te deseo con las mismas ganas que la primera vez que volví a pensar en ti como mujer, ya me entiendes. Y qué mujer..., ufff.

Me muero por tenerte en mis brazos, por estar en el sofá contigo viendo la tele, simplemente juntos, aunque me quede frito por ese mecanismo pseudomágico del roce de la tela del sofá con la tela de mi jersey. Pero es a tu lado.

Me matan las ganas de vivir contigo, de que mi vida gire ni alrededor de mi ni de ti, sino de nosotros. De tener noches tranquilas de apagar la tele irnos a dormir, y de noches de locura, donde los orgasmos se vayan sucediendo de hora en hora. De follarte como a la más perra de las perras, y de hacerte el amor de la forma más tierna que se me pueda ocurrir. De compartir contigo desayuno, almuerzo, comida, merienda y cena (y alguna más que ya le gustaría a más de un hobbit).

Y hoy, después de leer tu WhatsApp, de repente tanto he querido estar abrazado a ti, mientras nos fumamos ese piti en el garaje, o mientras vemos la tele esperando a que X se duerma, como secuestrarte y llevarte al coche, sin mirar el reloj, hasta que los dos nos demos por satisfechos o nos venza el cansancio.

Te necesito, y me frustra no tenerte. Cada día que no estoy contigo es frustración. El no habernos visto ayer, me tiene roto. Hubiera cogido el coche para estar un rato contigo. Pero mira, es lo que tiene, qué le vamos a hacer.

Hoy quiero estar contigo. Llevarte al coche y hacerte el amor como nunca. Hoy no quiero follarte de cualquier manera. Hoy necesito sentir de otra manera. Y a pesar de desearlo tanto ni siquiera sé si lo tendré, y me frustra.

miércoles, 14 de marzo de 2012

Confieso que también recuerdo

Anoche, al meterme en la cama, estuve recordando algunos momentos contigo. No de los tiernos, o de cualquier otro, que también hay muchos. No, anoche estaba especialmente caliente, y eso me traía a la memoria los recuerdos de cama, por llamarlos de alguna forma, contigo.

Recordé, por ejemplo, aquella noche, en el parking de Son Hugo, cuando salimos desnudos del coche porque querías que te follara en el capó. Recuerdo el dolor de tanta dureza en mi polla, cómo te la estuve clavando hasta que los del coche de enfrente nos apuntaron con sus faros, y nos metimos dentro del coche a terminar la faena.

Recuerdo también aquella vez, al lado de tu casa, que nos pillaron tus vecinos en plena acción, y tuve que conducir desnudo, y sin mover el asiento, para darnos prisa en encontrar nuestro sitio actual y habitual.

O aquellas veces en aquella casa que no era la nuestra, o aquella vez en que mis padres se fueron de fin de semana y aprovechamos para dormir juntos en mi cama.

Apoteósica fue la tarde en aquel hotel, en que nos la pasamos jugando, y follando, y volviendo a jugar, y volviendo a follar.

Y aquella noche, la de los tres polvos, uno antes de ir al cine, otro después, y otro un poco más tarde, de una dulzura que no siempre nos damos.

Y todo esto me ha recordado algo que nunca cumplimos. Siempre que te escribo algo acabas diciéndome que eso te lo tengo que hacer, pero la cuestión es que nunca te lo hago. Esta vez me he propuesto hacértelo, tal y como te lo he contado. No me refiero sólo al último, sino a tantos de los que hemos publicado en este blog.

No sé si será esta noche, mañana, el fin de semana... No lo sé, pero voy a hacértelo, de esa forma. ¿Que por qué he tomado esa decisión? Pues porque cariño, no dejo de pensar en ti, no dejo de desearte, a pesar de ir a cumplir dos años en unos pocos meses, y seguir deseándote cada día más.

Llevo desde el sábado con ganas de volver a tenerte, y no hay paja que lo cure. Necesito de ti, necesito tu cuerpo, tus caricias, tu sonrisa. Necesito que seas mi princesa, mi reina y mi puta. Quiero disfrutarte, y que me disfrutes como nunca lo hayas hecho, ni puedas volver a hacerlo, ni quieras volver a hacerlo con nadie más.

Quiero entregarme a ti, y recibirte con la misma entrega. Enterrarme en ti, y que en cada centímetro de piel que sientas penetrándote, no puedas evitar gemir, sabiendo que te oigo, y que consigue ponerme aún más. Quiero que me sientas en cada rincón de tu cuerpo. Quiero que te atrevas a hacer conmigo todas esas fantasías, incluso las más secretas, sin miedo.

Hubiera escrito más porno, pero hoy necesitaba esto.

martes, 13 de marzo de 2012

Sé lo que quieres

Te tengo desnuda en el asiento de atrás. Llevas al cuello tu collar y tus manos están bien atadas detrás. Tus ojos están tapados por el antifaz. No saber qué te voy a hacer te asusta un poco, pero al mismo tiempo eso hace que te excites más aún. Lo sé y también sabes que lo sé.

-Abre las piernas -te pido al oído, rozando tu muslo con mi polla bien dura.

Las abres un poco, como puedes. Has sentido lo caliente que está, lo dura. Deseas tenerla dentro. Mi mano izquierda empieza a jugar con tus tetas, pellizcándote los pezones; beso tu cuello mientras me pego a ti, y notas mi durezca presionando entre tus nalgas, los dedos de mi mano derecha, dos de ellos, se introducen en tu coño para comprobar lo mojada que estás. Gimes de gusto, y te pegas contra mi.

Empiezo a jugar con tu clítoris, y empiezas a retorcerte, entonces coloco mi verga justo en la entrada de tu culo, apoyada contra tu ano, y te tensas. No te lo he comido aún, no lo he mojado con mi lengua y mi saliva, no le he puesto lubricante, no he hecho nada.

-Por favor, no... -me pides.
-Calla.

Juego con mi polla en esa zona, la acaricio, tú no te relajas, pero sigo jugando por allí, con la izquierda, porque con la derecha sigo intentando darte gusto en tu raja. Pero sigues tensa.

-Intenta subir un poco más las nalgas.
-Por ahí no, ya sabes que me duele.
-Déjame hacer, te va a gustar, ya verás. Confía en mi.

Arqueas la espalda un poco al levantar algo más tu culo, y entonces mi polla baja acariciando tu culo, hasta llegar a tu coño. La pongo en la entrada, y empujo con fuerza, hasta el fondo, hasta que mis huevos tocan tu piel. Me quedo quieto ahí, apretándome contra ti, acariciando tu clítoris y pellizcándolo. Oyéndote gemir, parece que estés llorando, pero estás gimiendo de puro gusto. Sé cuánto te gusta que me apriete contra ti con la verga dentro.

Empiezo entonces un metesaca. Jadeas. Cojo tus manos por las muñecas, y las aprieto contra tu espalda.

-Suéltame, quiero acariciarte los huevos mientras me follas.
-Ni lo sueñes.

Me acerco a besarte. Abres tu boca y tu lengua busca la mía. Bailan, nos ponemos más cerdos aún con ese beso. Nos lamemos boca labios, todo. Y entonces te abandono, muy despacio, con un chapoteo por lo mojada que estás. Me cuesta mucho hacer esto, porque de lo que de verdad tengo ganas es de llenar tu coño de leche, pero aún nos queda rato que disfrutar.

Bajo con mi boca por tu nuca, y voy lamiendo tu espalda, despacio, como queriendo hacerte sufrir, dejando la huella de mi lengua, hasta que llego entre tus nalgas. Sé que te pone muy cerda que te coma el culo, y lo vaya alternando con tu coño.

-Ábrete más.

Te empapo con mi lengua, el culo, lo chupo, lo muerdo, bajo hacia tu coño, te regalo una mamada tras otra, y vuelvo a subir. Me coloco justo debajo y empiezo a lamerte la raja entera, a morderte los labios, cuando atrapo tu clítoris con los dientes y lo chupo con la lengua, te pegas a mi, y yo presiono con ella contra ti. Estás gritando prácticamente de gusto, pero tu culo está empapado, y uno de mis dedos ya está dentro.

Te está gustando, lo sé. Te pegas más aún contra mi boca, como si quisieras que te follara con la lengua, y lo intento. Con la otra mano empiezo a follarte el coño, ya tienes dos dedos en el culo, y otros dos en el coño.

-Fóllame, por favor, cabrón, fóllame ya.

Yo me sonrío, vas a tener polla, pero después. Mantengo el ritmo con los dedos, y empiezas a llenarme la boca con ese delicioso flujo tuyo que empiezo a beber, a lamer, me mojas toda la cara con él. Pero no paro en un buen rato, hasta que considero que si no te has corrido, te has quedado bien cerca.

-Ahora sí voy a follarte.

Ni contestas, estás derrotada. Te vuelvo a besar el coño, quiero seguir excitándote, pero me vuelvo a colocar detrás. Empiezo a embadurnarte bien el culo con mi saliva, meto un dedo, luego dos, me estás dejando hacer. Lo hago suave, a conciencia, hasta que considero que ya está bien.

Te ayudo a incorporarte sólo un poco, para que quedes a la altura de mi polla, y empiezo a acariciarte la cara con ella. Lleva tu olor, y en cuanto la sientes en tu boca, te das cuenta de que también lleva tu sabor. Sabe a coño de puta pervertida, y te enciendes otra vez.

Empiezas a chuparme con desesperación casi, los huevos, la polla, los huevos, deslizas tus dedos por mi culo. Me abro y gimo. Ahora me pajeo mientras me la mamas. Estoy tentado de dejarme hacer y regalarte toda mi leche en la boca, pero aún no he terminado contigo.

Te aparto, te vuelvo a colocar como estabas antes, y vuelvo a jugar con tu culo. Entonces coloco mi polla otra vez en tu entrada. Pero estás más relajada.

-No lo hagas -me pides.
-No voy a hacerlo, lo vas a hacer tú.

Empiezas a dar pequeños empujones. Muy muy despacio, sin metértela, sólo tanteando. Yo voy llenándote el culo de saliva todo el tiempo. Y tú vas atreviéndote cada vez a más. Tu culo empieza a estar dilatado, y entonces pruebas un poco más. Te acabas de meter media polla en el culo. Yo sigo quieto, eres tú la que tienes que ir midiendo cuándo seguir. Eres tú la que se va insertando mi polla en el culo, poco a poco. Hasta que la tienes toda dentro, mis huevos están apretados contra ti.

Empiezas a moverte, y sé que es mi momento. Empiezo a follarte el culo, y tu sonrisa me dice que te está gustando, que lo disfrutas como una perra. Así que te follo así, de esa manera.

-Dame tu leche ya..., por favor, déjame tu leche.

No me lo esperaba, y eso hace que no pueda más y me dejo llevar. Estallo en tu culo, te lo lleno de leche en varios bombeos. Es increíble el gusto que me das. Unos cuantos estertores, hasta que ya no queda más, y la saco aún empalmada. Me tumbo sobre ti, te beso y te digo cómo te quiero.

Te desato, te quito la venda. Te limpio, hoy soy yo quien te limpia a ti. Y cuando ya estás lista y relajada...

-Cariño, ¿quieres jugar tú un rato conmigo? Me pienso dejar hacer de todo.

Me sonríes pícara mientras te haces el cigarrillo, como si estuvieras pensando alguna buena maldad.

viernes, 2 de marzo de 2012

De hoy no pasa, o sí.

De hoy no pasa, estoy dispuesto a esperar a que lleguen tus padres para irnos, da igual qué hora sea -siempre que no esté ya amaneciendo-, hoy no importa. Me tienes a mil, y lo sabes, y no aguanto más. Voy a comprarte el plug y lo estrenamos hoy.

Nos vamos a desnudar en el coche, te daré un masaje, de los que te dejan nueva, intercalado con uno en los que toco esos puntos que hacen que te mojes, y que estés empapada para mi cuando llegue el momento. Entonces te vendaré los ojos, y te ataré las manos por delante. En seguida te las colocaré hacia arriba, para que tus tetas hagan lo de siempre, erguirse hacia mi pidiendo guerra.

Me tumbaré encima de ti, con la polla en tu entrada, para que sientas cómo va haciéndose grande, poniéndose dura, y tu calor la haga palpitar. Mientras, te voy a comer la boca. Mi lengua lamerá la tuya, tus labios, tu barbilla. Alzaré esta última para poder besarte el cuello, chuparlo, moderlo.

Bajaré sin separar mi lengua de tu piel, hasta que esta se encuentre con tus pezones, los dos, los morderé, apretaré tus tetas con mis manos para poder alcanzar los dos con la boca al mismo tiempo, meteré mi cara entre tus tetas, y te marcaré con mis dientes justo encima de uno de tus pezones.

A esas alturas ya sabes que me polla estará bien dura y caliente, preparada para follarte, y eso haré, te la meteré poco a poco, para que sientas cada centímetro de rabo dentro de tu coño, hasta tocarte al final, como a ti te gusta. Luego te follaré un poco, rápido y fuerte, para que grites, y me devores la boca cuando la acerque a la tuya.

La sacaré y harás un mohín. Me colocaré de tal manera que empezaré a hacértelo con los dedos, y notarás algo duro paseándose por tus tetas, golpeando tus pezones, subiendo por tu barbilla, y abrirás la boca sabiendo lo que es. Sacarás la lengua y te pondré en ella mi polla, para que puedas mamarla a gusto, mientras gimes sintiendo mis dedos follarte sin parar.

Dejaré que des profundas lamidas a mis huevos, y entonces pararé. En ese momento me estarás pidiendo polla, serás una puta pidiendo guerra, un zorrón con ganas de polla y con el coño ardiendo y desesperado. Entonces pondré mi cara en tu entrada, levantaré tus piernas, y empezarás a gritar y a llorar de gusto, sintiendo cómo mi lengua se pasea por tu raja sin piedad, gimiendo de gusto cada vez que me apriete contra tu clítoris. 

Mis dedos volverán a jugar contigo, a follarte sin piedad, mientras mi lengua estará haciendo un buen trabajo en tu culo. Estarás deseando correrte para entonces, pero no pienso dejar que lo hagas. Te pondré a cuatro patas. Pondré un vibrador en tus manos para que te des gusto mientras te trabajo el culo, puedes hacer con él lo que quieras.

Volveré a lamerte a base de bien hasta que estés bien relajada, y luego empezaré a jugar con el plug nuevo que voy a comprarte esta tarde. Tú seguirás masturbándote mientras voy dilatándote el culo, poco a poco, muy despacio, y siempre pendiente de ti. Lo pondré de tal manera, y con tanto lubricante en tu entrada, que serás tu misma la que te lo vayas poniendo poco a poco y autodilatándote para mi más tarde,

Cuando lo tengas ya bien metido, mientras te sigues masturbando a saco, voy a meterte de nuevo la polla en tu coñito y voy a follarte a saco, con mucha fuerza, y el plugin cada vez estará más adentro. Hasta que llegue el momento, entonces te lo quitaré. Te sacaré la polla del coño, la embudarnaré bien de lubricante, y a ti también, y la apoyaré contra la entrada de tu culo. Vas a ser tú misma la que decida cómo va a ir entrando, a qué velocidad, cuánta polla quieres dentro...

Tú misma serás la que te vayas insertando mi rabo poco a poco. Hasta que mis huevos toquen tu coñito. Poco a poco y disfrutando. Mi polla en tu culo, y el vibrador en tu coño, llena por todas partes. 

Sé que estás desando algo así, y que tienes miedo del dolor, como las otras veces, pero como lo harás tú misma, sólo será el dolor que toleres tu misma, hasta que al cabo de un rato entrará hasta el fondo y el placer sustituirá al dolor, y serás tú la que te muevas mientras te sigo follando.

He comprobado que cuando te estoy follando el coño y el culo a la vez, te vuelves más loca todavía, y estoy seguro de que vas a tener un orgasmo como nunca de esta manera. Ya empiezo a conocerte muy bien, y sé que follándote con el dedo en el culo te vuelves loca, y chorreas a base de bien, se abre tu fuente y no paras. Hoy te va a pasar eso en el coche, o la próxima vez que catemos coche.

Yo voy a ir a mi ritmo, sin estorbarte en el tuyo, pero pienso llenarte el culo de leche cuando sienta que puedas estarte corriento. Se que eso te pone más cerda todavía, y te encanta.

Así que vete preparando mi amor.

martes, 31 de enero de 2012

Fin de semana de hotel

¿Te imaginas cómo puede ser el fin de semana en el hotel? Por el camino ya íbamos fantaseando, contándonos las ganas que nos teníamos el uno al otro, cuántas veces nos lo íbamos a hacer, cuándo, a qué íbamos a jugar...

Al hotel llegábamos por la tarde, estaba algo lejos, sobre las 6 ya estamos allí. Entramos en la habitación y ahí está la cama, una mesa con una tele, el armario, y el baño. Casi no te dejo ni verlo. Dejamos la maleta en el armario, sin abrirla siquiera, y nos tiramos en la cama, a desnudarnos el uno al otro como posesos. 

Nos besamos, nos lamemos por todas partes, es algo casi frenético, animal. Y entonces te digo:

-¿Hace una ducha juntos?
-Sí -contestas.

Cuando entramos en el baño, y ahí está el jakuzi, es nuestro, para nosotros dos solos. Lo ponemos en marcha y nos metemos desnudos, uno al lado del otro. Lo disfrutamos momentaneamente, pero yo no puedo quedarme quieto, estoy a mil y con ganas de follarte ahí mismo, así que mi mano busca tu coño, y mis dedos se meten dentro a follarte. Te abres como una perra dejándome hacer. 

Luego me coloco casi encima tuyo, y te penetro sin más. Te follo un poco en esa posición, bien abierta, abrazada a mi cuello, lo muerdes, a veces con fuerza, mientras te voy embistiendo con fuerza. Pero estoy juguetón, y con toda mi polla empalmada, me siento en el borde del jakuzi.

-Daría el mundo por una mamada así.
-Luego te va a tocar así, lo sabes -me contestas.
-Luego pienso hacerte la mejor comida de coño que te hayan hecho, exactamente así.

Levantas mi polla dura, y empiezas a lamerme los huevos desde casi el culo. Te los metes en la boca, juegas con ellos, mientras me pajeas como la experta que eres. El agua corre, y yo casi estoy a punto.

-Cariño, si sigues chupándomela así vas a hacer que me corra.
-Pues córrete -dices sonriendo-. Tú sólo avisa.

Y entonces me haces saber lo que es una mamada, como nunca antes me la han hecho. Sabes que estoy muriéndome de gusto en ese momento, y llego, a un orgasmo rápido pero intenso.

-Dios, me corro...

Cierras los ojos y la boca, pero comienzas a pajearme deprisa con una mano, mientras con la otra me acaricias los huevos con suavidad, esparces mi leche por toda tu cara, para que yo lo vea. No puedo ir peor. Hasta que terminas de mimarla con suavidad. Cuando ves que ya no sale más, que está bien limpia, vuelves a metértela en la boca, le das besos, durante unos momentos.

Entonces te sientas con las piernas abiertas.

-Tu turno.

Yo no dudo, hundo mi cabeza en tu entrepierna, y empiezo a jugar con mis dedos, y con la lengua, la otra mano empieza a buscar tu ano, que como está mojado entra con facilidad.

-Ni se te ocurra separar tu lengua de mi clítoris hasta que te lo diga, y ya puedes follarme bien, quiero correrme mientras me lo comes.

Dicho y hecho, empiezo a follarte así, te meto hasta cuatro dedos, y mi lengua no para de lamer tu clítoris, te lo muerdo, y mis dedos follándote, y otro entrando y saliendo de tu culo. Te estás moriendo del gusto. No paro, sudo, me canso, pero no paro. Se me está poniendo dura otra vez sólo de verte en ese estado, muriéndote de gusto. Casi gritando.

Y entonces me llenas la boca de tu flujo, cómo me gusta beberte. tus piernas abiertas, mis dedos siguen entrando y saliendo de tu coño, y mi lengua sigue chupándote el clítoris con fuerza. Te quedas sin respiración, durante unos instantes, otro chorro de ti me llena la boca, y lo trago disfrutándolo por ser tuyo, salado, pero delicioso, una gota cae sobre la punta de mi polla, que vuelve a estar empalmada y con ganas de más. Y entonces terminas de correrte, con un gemido casi fantasmal, uno de los tuyos.

Voy parando poco a poco, como hago siempre. Hasta que subo, te la meto en esa posición, y te beso moviéndome muy muy poquito.

-Uff -me dices.
-¿Nos duchamos juntos? -te pregunto-. Podemos seguir jugando, y saldremos limpitos para irnos a cenar.
-Sí.

(continuará) 

lunes, 23 de enero de 2012

Así de caliente me tienes

Sabes que la frase "ir caliente" no es algo circunstancial en mi. Voy caliente continuamente, cada día, y sólo de pensar en ti. Y lo sabes. Ese es el poder que tienes sobre mi. Y cuando te veo, estoy contigo, y puedo acariciarte, abrazarte y besarte..., ufff, aún peor. Pero ya cuando haces lo que hiciste ayer al despedirte..., eso puede conmigo, y lo sabes. Seguro que te estás sonriendo ahora, recordando el mordisco en mi cuello y el lametón en el lóbulo de mi oreja, justo antes de meterte ayer en el coche. Sabías que eso me iba a dejar muy caliente, y hoy aún sigo así.

Pero no contenta con eso, ya me hiciste ayer la promesa de que este fin de semana vamos a dormir juntos. Ya me estoy imaginando cómo subo las escaleras a la parte de arriba, detrás de ti, con mi mirada fija en tus nalgas, deseando follarte como nunca. Y es que casi puedo imaginarlo.

Primero nos desnudaremos, nos comeremos la boca el uno al otro, tú abrazas a mi cuello, yo cogiendo tus nalgas desnudas, y mi polla apretada contra ti, seguro que ya chorreando a esas alturas. Luego a comerte el cuello, bajar a tus tetas y decirte que abras tus piernas, de pie, para arrodillarme justo delante de ti, y llevarme a la boca tu coño delicioso, empapado ya de jugos, deseando que me los beba todos.

Vas a querer sentarte en el sofá, para que pueda seguir comiéndotelo a placer, y así lo voy a hacer. Sin piedad, hasta que te oiga gemir como una perra, y empieces a moverte buscando mi lengua y mis dientes, mientras te trabajo el clítoris como a ti te gusta.

Luego me voy a sentar a tu lado, y voy a poner mis manos en mi nuca. Te vas a arrodillar tú ahora delante de mi, y me vas a dar una mamada de campeonato. Bajaré mis manos para acompañar a tu cabeza en la mamada, y sé que no vas a poder resistir la tentación de sentarte sobre mi polla dura y cabalgarme así en el sofá, mientras te como las tetas a placer, y mis manos aprietan tus nalgas, y si llego quizás acariciarte el ano de paso.

Así vamos a estar hasta que te pida que pares o me corro. Luego te voy a poner de pie de nuevo, con las piernas abiertas, y te la clavaré desde atrás hasta que grites de puro gusto, mientras agarro tus tetas con las manos, y te doy alguna que otra nalgada. 

Después vamos a ver si conseguimos algo con lo que atarte, te ataré las manos a la espalda, luego te vendaré los ojos y te pondré de rodillas. Me pondré delante de ti, poniendo mis huevos al alcance de tu boca, y me pajearé para ti mientras me los lames a saco. Después me pondré detrás de ti, y empezaré a follarte a cuatro, sabiendo lo que nos gusta. Pero hay que aprovechar la noche, así que no pienso terminar ahí. 

Te pondré sobre el sofá, y empezaré a trabajarte el coño hasta que tengas tu primera corrida. Entonces te besaré el coño con toda la dulzura posible y descansaremos un poco.


Luego empezaré a hacerme una paja suave a tu lado, mientras mis dedos juegan de nuevo con tu coño, aún empapado de tu corrida de antes (ya sabes que me vuelve loco verte soltar esos chorros de flujos cuando te corres), y te diré que mires la punta de mi polla. Ahí habrá una gotita, quizás un reguero de precum, pues en ese punto estaré superexcitado, y tú bajarás a limpiármelo, y luego volverás a cabalgarme, pero esta vez al revés. 

Mientras me cabalgas así, yo puedo alcanzar tu clítoris y tus tetas, que apretaré con mis manos, pellizcaré tus pezones, y volveré a sentir cómo te vas mojando sobre mi polla. Qué sensación tan buena es esa, cariño. Empezarás a cabalgar cada vez más rápido, y entonces volveré a ponerte en cuatro, pero encima del sofá, yo de pie, y te daré la mejor follada que te hayan dado nunca.

Yo ya no podré aguantar más, y en cuanto te diga que estoy a punto de correrme, y te la saque del coño para terminar pajeándome, te darás la vuelta, y pondrás tus tetas a mi disposición, echando la cabeza hacia atrás por si acaso. Mi leche empapará tus tetas, cubrirá tus pezones. Como no sé si vas a quererlo así, me exprimiré bien la polla, sin dejar una gota, para que puedas darme los últimos empujones de gusto con la boca. Eso me pondría tan loco, y lo sabes, que no me importará empezar otra vez a jugar.

Así es como me tienes hoy.

miércoles, 11 de enero de 2012

LA noche

Y diréis "uy, qué cagada, el artículo le ha quedado en mayúsculas". Y sí pero no, es decir, es completamente intencionado, porque hubo una noche en concreto que Torre y yo recordamos muy bien.

También decir que recordamos muchas, afortunadamente, y más que queremos recordar en un futuro, pero esa noche fue LA noche. Porque, todavía hoy, al recordarla, nos ponemos como motos y nos partimos de risa a partes iguales.

Torre y yo compartimos una característica curiosa, aparte de la fascinación por el buen sexo y el placer y la sensualidad y la buena comida (en todos sus sentidos) y las duchas compartidas y los bailes lentos y las agujas de coser (no preguntéis) y una lista interminable de cosas en común. Compartimos, digo, un sentido del humor perverso, malvado, inexpresivo que a veces nos hace preguntarnos si el otro va en serio o nos la está metiendo doblada... 

Y yo, al menos, gozo del don de la inoportunidad: en pleno momento de pasión desatada, un gesto, un sonido o una palabra desencadenan una asociación de ideas y me hace gracia, y lo comparto, naturalmente. De manera que, a veces, pasamos de estar gimiendo como cerdos a estarnos carcajeando como locos sin apenas transición. Tengo en mi memoria (y sé que Torre también) algunos momentos verdaderamente demenciales que recordamos todavía entre risas.

Pero esa noche, LA noche, nada hacía presagiar que podría ocurrir nada parecido. Íbamos cachondos y nos faltó tiempo para meternos en el coche, ir a nuestro escondite de entonces y empezar nuestras maldades. Pero entre nuestras maldades se cuenta el tomárnoslo con calma, la expectación forma parte ineludible del placer, etcétera, así que me lié un cigarrillo y empecé a fumármelo con tranquilidad. Torre ya había echado su asiento para atrás y estaba estirado como un gato juguetón.

Mientras me fumaba el cigarrillo, con la otra mano empecé a magrearle el paquete. Era la cosa más simple y vulgar del mundo, pero en aquel momento me pareció tremendamente excitante estar fumando a la vez que le metía mano. Y ni que decir tiene que a él le encantó y me lo demostró cumplidamente.

Cuando me acabé el cigarrillo estábamos los dos locos por follar y empezamos uno de esos polvos nuestros, de antología, que quedan en la memoria como botón de muestra de lo que puede ser el placer. 

Sudábamos a mares, él encima de mí, trepanándome el coño con esa polla tiesa que me vuelve loca, jadeando y gritando como perros. Recuerdo que yo le arañé la espalda y lo que pillé con las manos, hasta que se hartó y me sujetó las manos hacia arriba, ejerciendo sus prerrogativas de macho dominante. Ese gesto de dominación me encanta y me pone muy cachonda, y él lo sabe, así que se irguió para poder verme bien mientras me follaba y yo me retorcía de gusto, de excitación y de placer por saberme dominada por él.

Yo lo miré a mi vez, disfrutando de verlo disfrutar y retroalimentándonos los dos con lo que veíamos en la cara del otro. Una especie de cinta de Moebius sexual en lo que todo era subida, excitación y gozo.

Y así estábamos los dos cuando las luces de un coche nos enfocaron de frente porque, sin darnos cuenta, nos habíamos puesto en el camino de entrada de unos terrenos adyacentes.

Torre y yo maldijimos la hora, la madre y los muertos del conductor del otro coche mientras, sin vestirnos siquiera, quitábamos el coche de en medio y buscábamos otro lugar, no muy lejano, donde terminar lo que se nos había quedado a medias. Cuando lo encontramos, nos lanzamos al ataque casi como si la interrupción no hubiera ocurrido, o quizás más excitados todavía por el punto exhibicionista que todos albergamos dentro.

Fue uno de esos polvos nuestros, como he dicho antes, que han quedado en mi memoria como botón de muestra de lo que el sexo puede llegar a ser: excitante, divertido, serio, ardiente, tranquilo, apasionado, tierno, lento, silencioso,... y, entre sinónimos y antónimos, podríamos llenar un libro. 

También, lo reconozco, ha quedado en mi memoria como la demostración efectiva del coitus interruptus. Y si eso no lo es, que baje Dios y lo vea.

lunes, 9 de enero de 2012

Traviesa

Eres traviesa, mucho. Sabes ponerme duro sólo con morderme el lóbulo, con una sugerencia, con un mensaje al móvil, con una caricia en mi entrepierna mientras conduzco, o con un apretón de tu rodilla cuando nos besamos. Consigues ponerme cachondo como nadie lo ha hecho, a veces basta sólo con pensar en ti. Anoche no fue la excepción. Yo estaba muy cansado del viaje, mucho, y si hubiera tenido las llaves de mi casa en mi poder sabes que hubiéramos follado como nunca.

Hoy estoy caliente. Me ha masturbado hace apenas unos minutos, y sigo estando caliente, por tu culpa.

Te imagino con una minifalda, un jersey ajustado, unas medias negras con dibujos, y unas botas piratas casi hasta la rodilla. Tu mirada tras las gafas, de forma traviesa, pidiendo sexo. Las medias esas que me contabas, con agujeros en los sitios apropiados. Tú sin bragas, y así no tengo que quitárte las medias. No sabes cómo me gustaría follarte así, simplemente poniéndote a cuatro, levantando esa minifalda, y metiéndotela con fuerza mientras termino de tumbarte bocabajo. Acariciándote las piernas, los muslos, las nalgas, por encima de esas medias negras con dibujos y agujeros.

Qué ganas tengo de que podamos ir a comprar un conjunto así. Y por supuesto, de que sigas siendo conmigo esa niña traviesa, con mirada de putón, levantándomela y poniéndomela dura con un par de roces.

Y al final, escuchar de tus labios, justo antes de besarme el cuello, mientras te abrazas a mi, con la cabeza en mi pecho, cuánto me quieres.
Related Posts with Thumbnails